Llámame infantil, iluso o naive pero creo que la vida nos manda señales, que existe un orden superior que teje todo este caos entrópico de nuestra existencia.
La vida no tiene sentido pero justo esa es su magia, ese es el regalo que nos hace, nos permite que se lo otorguemos nosotros. La vida nos guía pero no nos impone, nos brinda un mar infinito de posibilidades y nos da señales.
El universo confabula, juega con nosotros, dándonos pistas y ahí es donde creo que reside la verdadera sabiduría, la iluminación, en ser capaces de percibirlas, en poder escuchar el sutil susurro de la vida, que nos cuenta como la hilandera teje el ovillo de nuestro destino. Ahí está la magia.
Existen demasiadas causalidades como para llamarlas casualidades. ¿Quieres un ejemplo de ello?. Podría darte mil, pero me quedo con la historia que escuché en kaizen, el podcast de Jaime Rodríguez de Santiago. Ahí va:
“En 1914 una madre alemana fotografió a su bebé y llevó la placa a revelar a una tienda de Estrasburgo pocos días antes de que estallara la Primera Guerra Mundial. Por esa desagradable manía que tienen las guerras de interrumpir la vida de las personas, le fue imposible recoger la fotografía”.
”Dos años después esa misma mujer compró otra placa en Munich para fotografiar a su otra hija, recién nacida. Esta sí pudo revelarla y al hacerlo se encontró una sorpresa: había una doble exposición. Es decir, aquella placa ya se había usado antes, por lo que había dos fotografías superpuestas. Una, la de su hija recién nacida. Y la otra, aquella foto que ella misma tomó dos años antes a su bebé. Por alguna casualidad cósmica, esa placa nunca llegó a revelarse, viajó los 165 kilómetros que separaban Estrasburgo de Munich y acabó siendo vendida, como si fuera nueva, a la misma mujer”.
¿ Quieres otra prueba de causalidad?. Gran parte de esta newsletter la he escrito mientras esperaba en doble fila, tras rendirme en la búsqueda en un parking atestado, decidí que podía prescindir de la visita al Leroy Merlin 😅 y dedicarme a escribir en el coche (ya sé que suena poco glamuroso pero ya tenemos confianza y no voy a edulcorarte mi realidad para hacértela más atractiva). Seguro que piensas que donde diantres está la causalidad en escribir dentro de un Toyota… paciencia lo bueno viene ahora. Mientras te contaba la historia de las fotos me ha venido a la mente un libro y justo en ese momento se acaba de quedar libre el aparcamiento que está justo delante de mi. Solo puede significar una cosa. El Universo quiere que deje de escribir y me vaya a la Casa del Libro y ¿Quién soy yo para poner en duda los designios del Cosmos?
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La vida, con cada una de sus pistas, nos va mostrando un camino de baldosas amarillas, simplemente tienes que seguirlo.
P.D. Lo estás haciendo bien. De vez en cuándo todo necesitamos escucharlo.
Con todo mi cariño.
Antonio.
Que casualidad que hoy necesitaba leer esto...
Que casualidad que sea el día de mi cumpleaños...
¡Gracias!
Gracias