¿Pero tú que haces ahí?
Eso es lo que me preguntó una persona a la que aprecio mucho al verme hacer cola en una tienda de quesos de Granada.
La pregunta iba acompañada de cierto tono inquisitivo, el mismo que cuando un guardia de tráfico te sorprende circulando con el permiso caducado...
Su siguiente frase fue algo así como:
"¿Tú, con tus libros y tus podcast, comiendo de eso?"
Con un gesto como si hubiera descubierto mi gran secreto...
Yo le contesté: "Si, aunque te parezca mentira yo también como, y todos los días, incluso más de una vez".
A lo que me replicó, con cierta cara de desconcierto: "pero hombre el queso tiene mucha grasa"
Yo le pregunté: ¿y?
Él: Pues hombre que los triglicéridos y el colesterol...
Yo: ¿Qué pasa con los triglicéridos y el colesterol?
Él: "Pues que a mi me han quitado las grasas porque los tengo altos"
Yo: "¿Y como los tienes ahora?"
Él: "Pues la verdad es que los sigo teniendo altos"
Yo: "Pues yo como queso y no tengo problema con ellos, ¿quizás la ecuación no sea tan simple? ".
"Si el queso proviene de leche cruda de animales felices, quizás esa grasa que tanto temas resulte ser beneficiosa y, si no te comes medio queso de una sentada, formará parte de una alimentación saludable".
"Y quizás, sólo quizás, la cantidad de pan, la cerveza y el postre que acompañan al "culpable" queso tengan algo que ver con esos triglicéridos"....
.... pero quizás, sólo quizás, lo más importante sea no juzgar a nadie por lo que coma o deje de comer....
Esto último lo pensé pero me lo callé, porque tengo como norma no dar consejos a quién no me los pide.
En fin...
P.D. No te calles y si desear compartir este post eres libre y bienvenido de hacerlo.
Un abrazo.
Antonio.
"... porque tengo como norma no dar consejos a quién no me los pide" puede ser una sabia decisión.
Nuestra inclinación es dar consejos a los demás, pero eso no les ayuda ni a ellos ni a nosotros. En su lugar, es mejor hacerles preguntas y ayudarles a que lo descubran por sí mismos. Al menos, es lo que pienso, ahora que me hago mayor, y es sólo mi visión, puede que esté equivocado, claro, ... pero no voy a pedir consejo por ello...
A menudo la gente acude a mí en busca de consejo no profesional, y no suelo dárselo, pero siguen volviendo y pidiendo más.
Digo no profesional, porque, habiendo sido abogado durante muchos años, he tenido que dar miles de consejos jurídicos y de todo lo que tenga que ver con ello, porque el derecho, en cierta forma, es aplicación de la lógica a la vida.
Debo de estar haciendo algo bien, o quizá no es mi consejo lo que buscan, sino otra cosa. Creen que quieren un consejo, pero lo que realmente quieren es que alguien les ayude a pensar con más claridad. Eso puedo hacerlo, y siempre estaré encantado de hacerlo.
Por otra parte, dar consejos sobre algunas cosas que no conozco a fondo no es lo mío, y tampoco debería ser lo tuyo, creo.
Hay varias razones por las que no debería dar consejos, ya sea en una situación laboral, a su pareja o a un amigo.
En primer lugar, cuando aconseja a alguien, se está poniendo por encima de él. Les está diciendo, sin pretenderlo: "Sé más que usted y soy mejor que usted". Esto es inconsciente e implícito, ni el que da el consejo ni el que lo recibe lo notan conscientemente, pero ambos lo saben en lo más profundo de su ser. El mensaje es claro y, a menudo, cuando recibimos consejos de los demás, nos resentimos en lugar de agradecerlos, más aún cuando el consejo no ha sido solicitado.
Me he frustrado muchas veces con personas a las que aprecio mucho porque me dijeron cómo hacer algo o qué era lo mejor para mí cuando yo no se lo pedí. Sé que su intención era ayudarme, pero no pude evitar disgustarme por ello. Estaba fuera de mi control. Puede que sólo me pase a mí, pero creo que les ocurre a muchas otras personas.
Sin embargo, ésta no es la razón principal para no dar consejos.
A menudo la gente acude a usted de buena gana, pidiéndole consejos y sugerencias. Realmente quieren que usted les ayude. Aun así, decirles lo que tienen que hacer plantea dos problemas.
Primero, su aprendizaje será limitado. En segundo lugar, puede que no obtengan la mejor respuesta posible a sus problemas.
El aprendizaje más eficaz es intrínseco; viene de dentro. Se aprende mucho más cuando uno mismo descubre algo que cuando otra persona le dice cómo funciona. No puede obligar a nadie a aprender; tiene que poner de su parte.
Cuando aconseja a alguien, está atajando todo el proceso y dándole la solución, con lo que le está quitando el proceso de cómo llegar hasta ahí y el aprendizaje derivado de ello.
Es como la frase proverbial sobre dar a una persona hambrienta un pescado para un día o enseñarle a pescar para siempre. Cuando les da consejos, les está dando el pescado, no les está enseñando nada. De hecho, puede que les esté dando el pescado equivocado, lo que nos lleva al segundo problema, el de darles la respuesta correcta.
Las situaciones de la vida real no son matemáticas ni ciencias exactas. No hay una única respuesta correcta posible, y sin duda hay muchos ángulos y formas diferentes de verlas. Los valores que apreciamos serán a menudo una parte importante de la solución.
Lo que es correcto para mí puede no serlo para usted.
Cuando un amigo acude a mí con un problema en el trabajo, con su pareja o con un amigo, y le digo lo que tiene que hacer, le estoy diciendo lo que tiene que hacer basándome en mi visión del mundo, mis experiencias y mis valores. Les estoy diciendo lo que funcionaría para mí, pero no es necesariamente la mejor solución para ellos.
Son libres de seguir su consejo o descartarlo, pero al darles algunas ideas, puede que les esté cerrando la mente a otras ideas que podrían haberles funcionado mejor.
No creo en los absolutos. Siempre hay excepciones. Este tema no es una excepción. Hay muchos casos en los que dar consejos no sólo está perfectamente bien, sino que sería lo mejor.
Todo depende de la situación, pero hay algunos casos en los que tiene todo el sentido del mundo dejar de hacer preguntas y decirle directamente a alguien lo que tiene que hacer.
Por ejemplo, supongamos que el problema es técnico o requiere conocimientos y experiencia específicos que la persona que pide ayuda no tiene, pero usted sí. En este caso, debe darle los consejos que necesita, ya que no podrá encontrar la solución por sí misma o le llevará demasiado tiempo.
El tiempo es otro factor a tener en cuenta. Como líder (o como amigo o compañero) a menudo no tenemos tiempo suficiente para mantener una discusión filosófica o de coaching sobre un problema con una solución fácil, y es más fácil (y rápido) dar lo que creemos que es la respuesta correcta.
El aprendizaje y el crecimiento personal son, al menos para mí, algunos de los elementos más importantes de la vida, pero no son los únicos.
La vida es compleja y está llena de muchas partes móviles, y a veces tendrá sentido detenerse un momento y hacer preguntas en lugar de dar consejos. Otras veces, sin embargo, será más fácil y mejor para todos los implicados dar una respuesta, un consejo o una sugerencia y seguir adelante.
“Consejos vendo pocos tengo”
Como somos las personas que si no juzgamos no estamos contentos. Cuánto nos queda por aprender y ser más felices!!!