Querido Anam Cara (amig@ del alma):
Hoy te escribo desde la Patagonia Argentina, unos días intensos y emocionantes de promoción de mi libro "Activa tus mitocondrias" que dan paso a la aventura de descubrir lo salvaje y sublime de la naturaleza.
La newsletter de hoy irá sobre algunas confesiones y un favor.
Cuando era pequeño, mis padres solían pasar mucho tiempo de ocio con unos de mis tíos. El que todos los primos fuésemos de edades similares facilitaba mucho las cosas pero también traía algún que otro "daño colateral".
Yo adoraba jugar en casa de mis primos, siempre tenían lo último en juguetes, películas y, con el paso de los años, en videos juegos. Pero he de reconocerte que -de muy pequeño- casi todas las noches terminanaban de la misma forma: yo llorando a moco tendido porque quería llevarme su "Capitán América" y mis padres mitad avergonzados y mitad apenados por mi explosión de llanto.
De esas noches, recuerdo muy vividamente las cariñosas y comprensivas palabras de mi madre diciéndome "cada cual tiene lo que puede, tienes que dar gracias por todo lo que ya tienes"
Pero tengo que reconocerte que, si algo suscitaba mi envidia hacia mi primo, más que esa jodidamente chula figurilla (jajaja), eran las múltiples medallas deportivas que decoraban su habitación y que brillaban más que el escudo del Capitán América.
De niño siempre fui bastante gordito y algo torpe, y como en aquellos tiempos las olimpiadas de conocimientos no se estilaban, jamás gané nada. Ni medallas, ni copas, ni diplomas, ni nada que se le parezca a un trofeo deportivo.
Para colmo, la vez que más cerca estuve de ganar un trofeo, fue en el torneo de fútbol sala de las fiestas de mi pueblo. Mi equipo llegó a la final. Sólo había presupuesto para una copa (el segundo puesto era el primero de los perdedores). Llegamos a los penaltis, igualados hasta el último, que me tocó tirarlo a mi... y lo fallé. ¿Te lo puedes creer?.
Pues bien, casualidades de la vida, el día de mi cumpleaños me llego la noticia (vía instagram) de que habia sido nominado a los BienPremios 2024
En un primer momento pensé que era un timo. En segundo lugar que se habían equivocado. En tercer lugar que yo no merecía ningún premio. Y por último, que lo dejaría pasar. Mi inseguridad y síndrome del impostor me pedían meter la cabeza bajo tierra y olvidar la posibilidad de poder ganarlo.
Después pensé que, en realidad, esa nominación era una victoria en si misma y que debería compartirla con tod@s vosotr@s. Pero acto seguido sentí que mi humildad me pedía dejarlo pasar y eso hice.
Pero llegó la noche y me fui a dormir y la reflexión sobre las medallas de mi primo y mi penalti fallado me despertó en medio de la madrugada. En ese momento supe que tenía que contártelo y, porqué no, superar mi síndrome del impostor y pedirte que votaras por mí haciendo click aquí
Nunca he podido evitar pensar que para que unos ganen otros tienen que perder. Incluso me he sentido algo culpable cuando ganaba en algún juego (tengo que confesarte que una parte de mí se sintió algo feliz por errar aquella "pena máxima") No se el porqué de mi culpabilidad hacía el ganar, pero creo que ya toca superarla y estoy seguro de que tú me vas a ayudar.
Gracias por estar ahí.
Antonio.
Merecidísimo Antonio. Gracias por todo lo q das.
Votacion hecha, merecidisimo , no creo que exista un premio capaz de valorar la grandeza de lo que haces y de tu corazón . El impacto de lo que haces es brutal y extenso, como una cadena de favores que no tiene fin .... Para mí tienes el premio top y ojalá te lo reconozcan públicamente para que comprendas lo grande y merecedor que eres .
Un abrazo y 🍀 amigo