No todo el que vaga está perdido.
J.R.R. Tolkien
Que necesarios son los oasis de contemplación, en el desierto de la inmediatez en el que vivimos inmersos. No sabes lo que agradezco tener este espacio en el que la pausa, la reflexión y la calma se convierten en una filosofía de vida.
Gracias a este reducto de libertad, hoy puedo compartirte íntegramente una entrevista sobre mi libro “Estimula tu nervio vago” que se publicó en un periódico de tirada nacional pero que, por las necesidades editoriales, se vio sustancialmente recortada. Espero, de corazón, que te guste.
-Su nuevo libro convierte al nervio vago en el gran protagonista. ¿Qué es exactamente el nervio vago y qué función cumple en nuestra salud?
Al contrario de lo que podríamos pensar por su nombre, el vago es todo menos perezoso. La palabra latina vagus significa ‘deambular’, y eso es precisamente lo que hace este nervio por gran parte de nuestro organismo. Pero tal y como decía J. R. R. Tolkien «no todo el que vaga está perdido». Ni mucho menos, porque nuestro protagonista tiene un gran propósito, una misión bien definida: la de conectar el cerebro, con el resto del cuerpo para ejercer el control sobre nuestros órganos. De ahí su tremenda importancia para nuestra salud.
Otra de las grandes funciones del nervio vago es la de llevar al cuerpo a la calma tras sufrir un evento estresante en el que se dispara la respuesta de "lucha o huida". De ahí que, mejorar la función del nervio vago, nos ayude a mejorar el sueño, combatir el estrés, mejorar la digestión y reducir la inflamación de nuestro organismo entre otros beneficios.
-¿Cómo podemos mejorar el funcionamiento del nervio vago?
Atendiendo los pilares básicos de la salud: la alimentación, el ejercicio, el sueño, la relaciones sociales, el contacto con la naturaleza y nuestra mentalidad. Por supuesto, podemos implementar técnicas sencillas en nuestro día a dia basadas en la respiración, meditación, estiramientos, auto-masajes, la música y un sinfín de estrategias (que explico detalladamente en el libro) que nos ayuden a navegar nuestras emociones, regular nuestra respuesta al estrés y afrontar nuestras vidas con mayor vitalidad.
-¿Y cómo debe alimentarse el nervio vago?
En general, se trata de una alimentación basada en el patrón de dieta mediterránea, diversa y colorida; priorizando las verduras de hoja verde, ricas en magnesio; las grasas saludables antiinflamatorias como las presentes en el pescado y marisco y, sobre todo, en los huevos de gallinas “felices” así como en los frutos secos, el aceite de oliva virgen extra y el aguacate; bacterias beneficiosas presentes en alimentos fermentados como chucrut, kimchi, kéfir o yogur y principios activos poderosos, especialmente los de sabor amargo como los presentes en el té verde, la cúrcuma, el jengibre y la familia de las Brásicas (brócoli, coliflor, kale); sin olvidarnos, por supuesto, de las setas y de la salvia, la gran estimuladora de nuestro nervio vago.
-¿Qué son las técnicas somáticas y qué beneficios aportan a la salud?
La terapia somática es un enfoque poderoso que reconoce el profundo impacto que tiene el estrés en el cuerpo. Se centra en las sensaciones y las experiencias físicas del cuerpo para reconectarse con ellas, liberar la tensión almacenada y regular nuestro sistema nervioso.
La terapia somática se enfoca en sentir el cuerpo más que en pensar. Con ella, exploramos nuestras emociones y experiencias a través del movimiento y la consciencia corporal, además de con actividades sensoriales basadas en el tacto, el gusto, el oído y el olfato. El objetivo es, desde el cuerpo, inundar nuestro cerebro emocional con sensaciones y estímulos que lo regulen.
Si nos paramos a mirar, es fácil encontrar referentes del enfoque somático a nuestro alrededor. Todos los métodos tradicionales de movimiento meditativo, como la danza, el yoga, el taichí́ y el qigong son grandes exponentes de técnicas somáticas. Eso sí, recuerda que, si eliminamos la consciencia de la ecuación, el movimiento deja de ser somático.
-¿Qué impacto tiene en la salud el estrés crónico?
El estrés crónico supone un ataque a la línea de flotación de nuestra salud. Estamos perfectamente adaptados para tolerar el estrés físico agudo, pero para lo que nunca estaremos preparados será́ para lidiar con el estrés mental crónico.
En este contexto de estrés moderno, es posible que sufras de fatiga crónica con la paradoja de que la glucosa y la grasa, combustibles para generar la energia que necesitas, colapsen tus arterias. Tus músculos del cuello, la espalda y la mandíbula estarán tan tensos y a la defensiva que llegarán a contracturarse esperando entrar en un combate que nunca llega. Tu sistema inmunológico se centrará en inflamar como defensa a una posible herida que nunca se producirá́, mientras que se olvidará de defendernos contra los virus y patógenos, generando un estado de inflamación crónica e inmunosupresión que nos hará́ más susceptibles a las enfermedades.
Además, el estrés constante paraliza las funciones digestivas y genera digestiones pesadas, intolerancias a determinados alimentos, sensación de hinchazón, acidez y un largo etcétera. También puede alterar el equilibrio hormonal, provocando cambios de humor, ansiedad, pérdida de la libido, problemas de concentración y alteraciones del sueño. A largo plazo, esta presión implacable puede incluso contribuir a problemas de salud más graves, como depresión, demencia, cáncer, enfermedades cardiacas, hipertensión y trastornos metabólicos como la dislipidemia y la diabetes.
-¿Qué es lo peor que le hacemos a nuestro organismo?
Parafraseando al Dalai Lama (más o menos jeje) “perdemos la salud para ganar dinero, después perdemos el dinero para recuperar la salud. Y por obsesionarnos con el futuro no disfrutamos del presente, por lo que no vivimos ni el presente ni el futuro. Vivimos como si no tuviésemos que morir nunca. Y morimos como si nunca hubiéramos vivido”.
-Usted cuenta en su libro que el sueño es la mejor medicación. ¿Por qué y cómo debe ser este sueño?
Cualquiera que haya tenido una mala noche de sueño sabe hasta qué punto interfiere en el rendimiento mental y el estado de ánimo. Nuestro cuerpo, incluido el cerebro y el sistema nervioso, se reparan del desgaste diurno gracias a la melatonina que producimos durante el descanso nocturno. Dormir no es un privilegio, es una necesidad. Entre los muchos problemas de salud que acarrea, la falta de sueño nos pone en estado de alarma. Sólo tienes que pensar en lo tensos, irritables y malhumorados que nos sentimos tras una mala noche.
Deberíamos asegurarnos de 7 a 8 horas de sueño reparador cada noche para mantener nuestra salud. Apagar el televisor y las pantallas antes, atenuar las luces y darnos tiempo para relajarnos antes de acostarnos debería ser parte de nuestra rutina diaria.
-¿Y por qué es importante aprender a respirar bien? ¿Cómo influye en nuestra salud?
Nuestro cuerpo para funcionar de una forma correcta precisa de una buena oxigenación. Esto explica, en parte, los beneficios del ejercicio aeróbico. Y, ¿qué mejor manera para oxigenarnos que respirar de una forma adecuada?. Además, la forma en que respiramos es la forma en que vivimos. Durante el estrés y el ejercicio, la respiración tiende a acelerarse. Por el contrario, cuanto más relajados nos encontramos, menor será la frecuencia respiratoria. Sin embargo, la respiración es algo único: podemos ser su pasajero, dejándola en modo automático, o su conductor, controlando su ritmo sin problemas.
Al controlar nuestra respiración, al hacerla voluntaria y consciente, conseguimos que el sistema nervioso autónomo deje de ser autónomo. Si voluntariamente respiramos por la nariz de forma lenta y profunda, tomamos las riendas, dejamos de ser presos de nuestras emociones y estaremos estimulando nuestro nervio vago.
-¿Cómo podemos llegar al estado de flow y por qué es bueno para nuestra salud?
El flow es ese estado en el que todo fluye de una forma fácil y feliz, en el que el tiempo se nos pasa volando. Nos encontramos extraordinariamente bien, completamente inmersos y enfocados en lo que estamos haciendo, participando y disfrutando de esa actividad, tan absortos en lo que estamos haciendo que todo lo demás, la sensación del tiempo o incluso de nosotros mismos, desaparece. El estado flow puede ocurrir espontáneamente en mitad de cualquier desempeño, como me ocurre a mí algunas veces cuando escribo, pero también podemos acceder a él cuando logramos estimular de una forma poderosa nuestro nervio vago.
-Ahora que empieza el año y todos nos proponemos buenos propósitos, entre ellos cuidarnos más, ¿qué consejo daría a nuestros lectores?
Que abracen más a sus seres queridos, el contacto cálido y cercano (acariciar, un abrazo o un masaje) libera oxitocina en el cuerpo, una hormona relajante y estimuladora del vago.
P.D. Recordarte que he sido nominado a los BienPremios 2024 y he llegado a la semifinal,.cosa que me hace tremendo ilusión.
Ya solo me queda un empujoncito para ganar
¿Me ayudas?
Gracias de corazón.
Antonio.
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Votado!
Gracias Antonio ,Exito en los premios