“El hombre parece adaptarse a la fealdad de los cielos humeantes, los arroyos contaminados y los edificios anónimos; a la vida sin la fragancia de las flores, el canto de los pájaros y otros estímulos placenteros de la naturaleza. Esta adaptación, sin embargo, es solo superficial y destructiva a largo plazo. El aire, el agua, la tierra, el fuego, las fuerzas sutiles del cosmos, los ritmos naturales y la diversidad de la vida han moldeado la naturaleza del hombre durante el pasado evolutivo y han creado necesidades sensuales y emocionales profundamente arraigadas que no pueden ser erradicadas”.
Dr. René Dubos
Según el diccionario de la RAE el verbo visitar significa “ir a algún lugar, especialmente para conocerlo”… No visitas tu casa cada vez que llegas a ella después de un largo día de trabajo, como tampoco visitas la naturaleza después de un tiempo alejado de ella. La naturaleza es tu hogar, no se visita, se VIVE. Cuanto más tiempo pasas alejado de ella, más se resiente tu salud.
Síntomas como la ansiedad, ligera depresión, desgana y desórdenes de atención que sufrimos fruto de la vida en la ciudades, colectivamente han empezado a etiquetarse por la literatura científica como trastorno por déficit de naturaleza.
Cuando escribo estas lineas no puedo dejar de pensar en las palabras de John Muir, que decía “Solo fui a dar un paseo, y al final decidí quedarme fuera hasta el anochecer, porque descubrí que , al salir, en realidad estaba entrando”
Somos seres de bosques, de llanuras y praderas, de montañas y estepa, de costas y arrecifes, de selva, de sabana, de desierto, de nieve, de la Tierra, pero NO de asfalto y aire contaminado. Por supuesto que podemos adaptarnos a la vida moderna, pero pagando un peaje en salud.
Por cierto, Woody Allen se define como: “inquieto, temeroso, siempre con los nervios destrozados, con la compostura pendiendo de un hilo, misántropo, claustrofóbico, aislado, amargado, cargado de un pesimismo implacable.”
Sabemos por ejemplo, que en los hospitales, los pacientes con habitaciones que dan a la naturaleza se recuperan antes, tienen menos dolores y menos síntomas de depresión que aquellos cuyas habitaciones tienen vistas artificiales. Los entornos naturales también reducen los síntomas de los niños diagnosticados con déficit de atención, de hecho, estos problemas son más frecuentes en aquellos que viven más lejos de espacios verdes.
Los beneficios de la naturaleza para la salud son muchos, actuando como una auténtica sanadora para el ser humano. Pero no basta con ser meros espectadores de ella. Hay que absorber la naturaleza con todos los sentidos, y ahí cuando aparece el término “bañarse en la naturaleza” o “baño de bosque”.
El baño de bosque o shinrin-yoku es un término surgido en Japón en la década de los 80. Inspirado en las prácticas budistas ancestrales que veneran a los espíritus de la naturaleza, su propósito era ofrecer un antídoto contra el estrés de la vida moderna, invitando a reconectarse y proteger los bosques.
El término "shinrin yoku" significa literalmente "absorber la atmósfera del bosque", consiste en pasear por el bosque, pero de una forma meditativa y profunda. Se trata de bajar revoluciones y calmarnos, tomarnos tiempo para sentir lo que vemos, el contacto con el aire, respirar profundamente, notar el aroma de las flores y de los arboles, notar las texturas de las hojas, de la tierra, de los árboles, recostarnos en un tronco, cerrar los ojos y respirar profundamente escuchando al bosque, sus sonidos, su vida, el viento entre los árboles, los pájaros.
Como decía Thoureau:
No puedo sacudirme fácilmente la ciudad. El recuerdo de alguna labor me viene a la cabeza y ya no estoy donde está mi cuerpo, si no fuera de mi. Me gustaría retornar a mi mismo en mis paseos. ¿qué pretendo con ir al bosque si estoy pensando en algo que no está ahí?.
Si por tu ritmo de vida, no puedes enamorarte de la naturaleza hazte amigo de los parques y jardines de la ciudad. Busca en ellos tu particular Shangri-La, tu refugio al que escapar cuanto la vida de aprieta tanto que sientes que te ahogas, para y respira, siéntate en un banco y observa los arboles cuya existencia probablemente te antecede y camina, camina y camina. Caminar da libertad, al caminar todo pierde importancia, cuando caminas dejas tus problemas atrás, como decía Nietzsche “hay que sentarse lo menos posible: no creer en ningún pensamiento que no haya surgido al aire libre y estando nosotros en movimiento” o como decía Ingmar Bergman, un guionista y director de teatro y cine sueco:
Los demonios odian el aire fresco
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Mil gracias por todo.
Con cariño.
Antonio.
había permanecido todo el día encerrada y después de leer tu trabajo, Antonio, salí a caminar por el acantilado. Cuando regresaba me crucé con un amigo y me preguntó por mi pareja, acostumbramos a salir juntos. No le he dicho ni que salía, respondí. Él dijo: querías estar contigo misma. Si, también quería estar con la naturaleza, añadí.
Estar con la naturaleza es estar conmigo misma, creo.
Gracias 😘