Cuando hablamos del Universo, Planetas, estrellas, galaxias y asteroides se nos vienen a la cabeza... bueno... y a los frikis como a mí, también a Han Solo y su Halcón Milenario.
Pero la realidad es que la mayor parte del Universo es un inmenso tapiz lleno de la más absoluta nada, la materia oscura. Una infinita vacuidad que se expande a un ritmo tan vertiginoso que nos es imposible de comprender.
Este frío e inhóspito todo, se rige bajo la inexorable ley de la ENTROPÍA. La segunda ley de la termodinámica, que nos dice que TODO tiende hacía el máximo desorden como paso previo a la calma absoluta, a la no existencia.
Pero hay algo único y ,por probabilidad, casi mágico que se resiste la ENTROPÍA, algo a lo que llamamos vida.
La vida es una continua lucha contra la no existencia. Solo hay algo que separa a la vida de la entropía, la energía.
Mientras nuestro organismo sea capaz de producir la energía necesaria estamos vivos. Cuando dejamos de producirla, la entropía nos convierte en el puñado de átomos que las estrellas nos prestaron.
En esencia somos polvo de estrella con un propósito gracias a la energía.
Y la energía, que nos permite burlar a la entropía, reside dentro de cada uno de nosotros en unos orgánulos maravillosos llamados mitocondrias.
Nuestras mitocondrias tienen encomendada la misión de alejarnos del caos entrópico.
¿Y qué son las mitocondrias?:
La parte de nuestras células encargadas de capturar la energía de los alimentos y convertirla, junto con el oxígeno, en el ATP. La molécula que almacena la energía que usan las células para mantener esta maravillosa locura que llamamos vida.
Cuando nuestras mitocondrias se agotan nuestra salud se resiente, así de sencillo. Y
como dice el filósofo Buyng-Chul Han, la nuestra es la sociedad del cansancio.
Luz del sol, agua y oxígeno son una combinación que nos parece fácil pero es casi imposible.
¿Cómo cuidamos nuestras mitocondrias?.
Lo primero que tenemos que hacer es deshacernos de todas esas obligaciones auto-impuestas que no nos llevan a nada, que drenan nuestra energía bajo el lema de la productividad. Y dedicar tiempo a descansar, así de sencillo, así de complicado.
De la mano del descanso vendría el sueño. Nuestro organismo, mitocondrias incluidas, se repara al dormir. Cuanto más nos alejamos del sueño, más nos acercamos a la enfermedad. Así que menos tiempo de series nocturnas y más tiempo abrazando a Morfeo.
¿Y que más puedes hacer para activar tus mitocondrias?
Aquí podría decirte que comprar mi libro… jejeje cosa que no está nada mal ;). Pero te diré que puedes escuchar el último episodio de nuestro podcast Metanoia
En el escucharás como el oxígeno, el sol, el movimiento y la alimentación saludable, entre otras muchas cosas mejoraran la salud de tus mitocondrias y te ayudarán a salir del cansancio en el que se ha instalado nuestra sociedad.
Pero para terminar, quisiera compartirte la reflexión más importante de hoy, reconcíliate con tu niño/a interior. Dentro de todos nosotros reside una sabiduría ancestral improntada en nuestros genes, tenemos a todos nuestros maestros con nosotros. Lo único que ocurre es que el proceso de auto-domesticación al que nos obliga la vida moderna, ha acallado nuestra voz interior a cambio de la promesa de una felicidad que nunca llega. Cuando la felicidad es ser, NO tener NI hacer. Simplemente estar y sentir.
Como muestra de ello te comparto las palabras que le escuché a una sabia de 5 años, mientras desayunaba en el Hotel Cala Saona de Formentera (donde he participado como ponente en el Formentera Zen), que le pidió a su madre si le dejaba bañarse en la playa temprano en la mañana. La madre le contestó que aún hacía frío, a lo que nuestra pequeña filósofa contestó
“Si tengo energía no tengo frío y como yo tengo mucha energía porque duermo muy bien, pues que quieres que te diga… así soy yo”.
A lo que yo añado: ¿Qué quieres que te diga que esta niña no te haya dicho?, báñate en el agua fría y salada y, sobre todo, confía en tus mitocondrias que siempre están a tu lado.
Hoy no hay postdata, simplemente hay un abrazo cósmico gigante.
Con todo mi cariño.
Antonio.
Hola Antonio,
Mil gracias por siempre compartir tanto a través de estos New Letters. Siempre es una ilusión que lleguen los domingos u poder leerte . Abrazo grande y felino 🐱
Muchísimas gracias, es un placer leerte.