Sin duda, uno de mis cuentos favoritos de Borges es el Zahir. Del árabe zahara, que significa "brillar" o "florecer", esta expresión de origen árabe es uno de los noventa y nueve nombres de Dios del Islam. Borges la utiliza para poner de manifiesto el poder que un determinado objeto puede llegar a ejercer sobre las personas.
En el cuento, la palabra zahir toma distintos significados. Desde una simple moneda, hasta un tigre, pasando por un astrolabio, una brújula, una veta de mármol o, incluso el fondo de un pozo.
Uno de los conceptos más recurrentes en mi cosmovisión, un monumento a mi obsesión por aquello que -dada su inmensidad- no puedo terminar de comprender, uno de mis zahires es la entropía.
El caos que antecede al orden, la tempestad que nos trae la calma.
Llevo tiempo pensando en el para qué de esta newsletter y he llegado a la conclusión que su único propósito es el de generar entropía en ti. Generar un caos interno dentro de ti que te mueva hacía la calma. Es por ello que, a partir de hoy, la newsletter de Antonio se llama Entropía.
La ley de la entropía, formulada físico Rudolf Clausius, es uno de los principios de la termodinámica. En términos científicos, señala que en un sistema cerrado, la cantidad de desorden o caos tiende a aumentar de manera irreversible con el tiempo hasta llegar a un estado de calma absoluta (de nula energía). Todo en el Universo está destinado al vacío más absoluto, salvo una increíble y mágica situación que llamamos vida, la vida logra burla por un tiempo a la entropía cósmica.
En cuántica, la entropía es una herramienta esencial para “comprender” (si algo es posible de comprender en física cuántica) propiedades relacionadas con los sistemas cuánticos como la superposición y el entrelazamiento cuántico.
Las partículas cuánticas pueden existir simultáneamente en dos lugares a la vez, lo que se conoce como un estado de superposición.
Dos partículas cuánticas entrelazadas, es decir, conectados, van a estar siempre vinculadas entre ellas de manera inseparable, de modo que lo que le ocurra a una de ellas afectará instantáneamente a la otra, incluso si se encuentran separados a distancias astronómicas. Este fenómeno es conocido como entrelazamiento cuántico.
La entropía en un sentido más filosófico y reflexiva - jugando con ideas de ciclos, caos y el misterio del universo- podría verse como ese proceso de desorden necesario que conduce hacia un estado de mayor realización y calma.
En relación con la entropía, podemos encontrar paralelismos interesantes si exploramos ciertas características y simbolismos asociados con Shiva en la mitología hindú.
Dentro de la trinidad hindú (Trimurti), que incluye a Brahma, el creador, y Vishnu, el preservador, Shiva es conocido como el destructor. Este rol no debemos entenderlo de forma peyorativa, sino como una parte esencial del ciclo cósmico de creación, preservación y destrucción, que es necesario para el renacimiento y la regeneración del universo. En la tradición shivaita, Shiva es el Señor Supremo que transforma el universo para protegerlo.
Shiva, al ser el destructor, es quien disuelve las formas del universo para permitir la renovación. Es un símbolo del concepto más amplio de destrucción y renacimiento en el cosmos. Por imposible que se nos de comprender el orden subyacente del universo, el caos, tal como la ley de la entropía, es una fuerza necesaria que hace posible el flujo de la existencia misma. Al igual que la destrucción de estructuras en el universo es necesaria para el renacimiento, la entropía es un proceso necesario para el equilibrio de nuestro cosmos interno. Ambos conceptos—Shiva como destructor y la entropía como desorden creciente—pueden verse como parte de un ciclo cósmico que implica creación, disolución y renacimiento. Tanto la entropía como Shiva son conceptos que emergen de un mismo río cósmico que no podemos verdaderamente abarcar.
La desaparición de algo es solo un paso más hacia su resurgimiento. La entropía, que los hombres llaman caos, es el rostro de Shiva. A través de él, el universo se disuelve y renace, en un ciclo incesante. Así, como las palabras de un poema se deshacen y reforman con cada lectura, el cosmos se desintegra y se reconstruye, sin principio ni fin, sin razón para el principio ni para el fin.
Introduce la entropía en la ecuación de tu vida: Rétate, cuestiona y reflexiona.
Con todo mi cariño.
Antonio.
P.D. Hace un par de semanas que mi libro Estimula tu nervio vago alcanzó los 10.000 ejemplares vendidos, si eres una de esas personas bonitas: Gracias de corazón y si no lo eres… pues anímate a ser una de las que haga posible los 15.000 jeje.
El valor cabalístico de la palabra griega escogida, entropía, es 8. Simboliza infinito, equilibrio cósmico y transformación constante.
Pero has elegido las letras Sigma, phi y delta para la grafía de tres de sus vocales. Comienzas con una acumulación de conocimientos con sigma. Equilibras y promedias la palabra en phi, número áurico, proporción divina y la finalizas con el símbolo del cambio en la ciencia, la transformación y evolución.
Esta palabra aúna tu pasión por la ciencia y la divulgación. Reúnes en una palabra belleza y profundidad.
Mi deseo es que sigas regalándonos muchos momentos de inspiración como este porque son una genialidad. Este es mi regalo desde mi más humilde respeto y admiración. Me encanta tu palabra escogida
Queridísimo Anam Cara!! me encanta el nombre de tu newsletter así como el de Metanoia vuestro podcasts, para mí son chorros de sabiduría que constantemente los uso para crecer! Agradecerte estos párrafos que al igual como tus libros son fuente de inspiración y conocimiento! Gracias Antonio!!🥰✨🦋 🙏 NAMASTE 🙏