He de confesarte que uno de mis grandes problemas a lo hora de escribir un libro es el de no convertirlo en la historia interminable. Hay tantas cosas que se me gustaría contarte que tiendo a escribir hasta el infinito y el más allá. Cómo muestra las 400 páginas de mi próximo libro -estimula tu nervio vago- en realidad llegaron a ser más de 600. Así que me tocó sacar la tijera y hacer una gran poda. Una de las partes que tuve que recortar es la que te muestro hoy (bendita newsletter en la que me puedo explayar jeje), un encuentro cósmico con el grandísimo Ramiro Calle.
Ramiro es una persona excepcional, en su ser aúna la sabiduría condensada de sus más de 200 viajes a los lugares más recónditos de Asia para conocer a los más grandes místicos de su época, y la experiencia de sus más de cuarenta años acompañando a personas en sus clases de yoga y meditación, a todo esto hay que añadir la capacidad de haber destilado todo su conocimiento en más de un centenar de libros.

No sabía exactamente cuando publicaría esta newsletter, tenía pensado guardarla para un momento especial. Siento que en estos momentos, más que nunca, necesitamos elevarnos espiritualmente y ser más humanos. Espero de corazón que te guste y te ayude.
Cuando a Ramiro le pregunte “Como veía la sociedad actual”, está fue su respuesta:
Ramiro Calle:
“Estamos en una sociedad convulsa, peligrosa, basada en subvalores. Varios millones de españoles padecen ansiedad en mayor o menor grado, otros tantos sufren melancolía o depresión; varios millones tienen que recurrir constantemente a terapias, oficiales o alternativas, por toda suerte de trastornos psicosomáticos, insomnio, gastritis…Y cientos de miles tienen que darse de baja en el trabajo por estrés, depresión, angustia o crisis pánicas de ansiedad”.
“Es una auténtica paradoja hablar de un estado del bienestar. Me pregunto qué tipo de bienestar es estar psíquicamente agitados, llenos de bloqueos, de autodefensas narcisistas”.
Los sabios de oriente decían que no hay nada más grave que una mente ingobernada.
Cuando, a este yogui de occidente y todo un referente espiritual, le pregunté “como arreglamos esto”, él contestó con un gesto amigable y una expresión de alegría mitad mística, mitad burlona:
“Con una mente en calma y una apertura amorosa genuina”.
“No hay más dicha que la paz interior: una persona está realmente bien, tiene salud integral, cuando empieza a disfrutar de paz interior. La calma de la mente y la paz interior es un tesoro formidable, prodigioso”.
“Cuando quitamos los velos de la mente, nos damos cuenta de que solamente consiguiendo metas y objetivos en el mundo exterior no podemos ser interiormente más dichosos, ni más estables, ni gozar del verdadero bienestar.”
Antonio:
“¿Querido Ramiro porqué es tan importante la calma mental?”.
Ramiro:
“En la mente se generan todos los problemas, puede ser un estercolero o un jardín. La misma mente que encadena es la que libera. la mente es el mundo. Es necesario empezar a modificar las estructuras básicas de la mente. Y eso se consigue con sosiego, con quietud, centrándose uno en el propio universo interno”.
“Antonio te voy a contar un relato”:
Una y otra vez el maestro les insistía a sus discípulos en la necesidad de conquistar la calma mental. Era una constante en sus enseñanzas, hasta tal punto que los discípulos, habiendo oído esta admonición tantas veces, le preguntaron:
– ¿Por qué insistes tanto en la calma mental?
El maestro repuso:
– Quiero que vayáis hasta donde haya un salto de agua y tratéis de miraros en sus aguas.
Así lo hicieron los discípulos y, cuando regresaron, le comentaron al maestro:
– Apenas pudimos ver nuestros rostros. Los rostros se desfiguraban.
Entonces el maestro les dijo:
– Ahora acercaros a las calmas aguas de un lago y miraos en las mismas.
Así lo hicieron los discípulos, que al regresar junto al maestro dijeron:
– En las serenas aguas del lago hemos podido contemplar perfectamente nuestras caras.
– ¿Os dais cuenta? Así, en la calma profunda de la mente, uno puede ver su verdadero rostro interior y evolucionar.
Antonio:
“¿Es posible alcanzar la calma mental? O ¿Es una quimera?”
Ramiro:
“Aunque a veces parezca imposible alcanzar y mantener la calma mental, en lo más profundo, la mente es serena como un lago, pero, dentro de la persona hay un núcleo de caos y confusión que crea las alteraciones de la superficie. Son las latencias y condicionamientos del subconsciente los que rigen los comportamientos mental, verbal y corporal de la persona y le roban la independencia mental y la lucidez, convirtiéndola en un yo-robótico”.
“Por lo que hay que reorganizar la psique para que pueda liberarse de los condicionamientos que la limitan y encadenan. La quietud de la mente es muy deseable no solo por tratarse de una experiencia plena y enriquecedora, sino porque también permite a la persona conectar con su ser más interno, irse transformando y liberando de ataduras tales como la ofuscación, la avidez, el odio, el miedo y muchas emociones y propensiones insanas”.
Antonio:
“¿Y como conseguirlo?”
Ramiro:
“Los pensamientos nos piensan y nos hacen ser como una hoja a merced de los vendavales y de los fantasmas. La mente es muy buena sierva pero muy mala ama. Nunca estamos en el aquí y ahora, sino en el antes, el después, en lo que pudo ser o en lo que tendrá que ser; en las memorias negativas y en las expectativas de futuro que nos crean ansiedad”.
“Es muy importante aprender a estar sin más. No estar para esto ni para aquello…, aprender a que la mente, que es como aguas turbias, se vuelva poco a poco pura y cristalina; a centrarme en mí mismo durante diez minutos; a conectar con la esencia de mi ser y a desarrollar lo mejor de mí mismo”.
“La mente se puede empezar a usar como instrumento nuevo al uso para que nos ponga alas de libertad. En tal sentido, la meditación es de enorme ayuda, porque va agotando la energía de muchos condicionamientos y haciendo que la persona pueda ser más sosegada y libre”.
“Del trabajo sobre uno mismo y la meditación nace el sosiego, que nos beneficia todo el tiempo, de él surge la claridad y calma mental; de la claridad mental, la compresión profunda que es Sabiduría que libera de la mente egocéntrica y nos permite realmente con esa experiencia de paz interior, crear unas relaciones más armónicas con los demás, con menos conflicto y división y, sobre todo, una afectividad infinitamente más saludable”.
“Hay que irse liberando de esas impresiones inconscientes que, con sus invisibles pero vigorosos hilos, mueven a la persona y la convierten en una especie de máquina. Mediante el trabajo sobre uno mismo, al irse liberando de condicionamientos y viejos patrones, en este sentido somos “nuestros peores enemigos” porque no nos cuidamos y nos dejamos llevar por el sufrimiento que generan el ego y sus apegos”.
Antonio: ¿Hay claves básicas para mejorar la calidad de vida más allá de la meditación?
Ramiro:
“Básicamente, hay que aprender a alimentarse, a descansar y a cultivar impresiones mentales positivas, que son “vitaminas” para la mente. Las fuentes del verdadero bienestar son la amistad, el contacto con la naturaleza, la creación artística, la cooperación con las otras criaturas, todo tipo de actividades que potencian nuestra capacidad espiritual y el servicio a los demás”.
Antonio:
“¿ Maestro y el yoga, es útil?”
Ramiro:
“El yoga es la técnica de control psicosomática más antigua, donde se concede importancia a cinco fuentes básicas de energía: alimentación, respiración, descanso, sueño e impresiones mentales. El cuerpo y mente se convierten en un laboratorio viviente donde el yogui investiga mediante la verificación personal. No hay lugar para las creencias, sino para las experiencias”.
“El yoga es desapego y no culto al cuerpo. Hay un gran culto al cuerpo y sería muy importante darse cuenta de que somos una unidad psicosomática y que para cuidar el cuerpo hay también que cuidar la mente. , pudiendo transmitir regalos tan preciados como compasión, cariño, lucidez… El yoga es superación del ego y no narcisismo; es una técnica para calmar y esclarecer la mente, y no competición; y el yoga es libre, nada de regulaciones absurdas, federaciones, corsés y esquemas”.
“Sin el componente de concentración y control de la respiración, estamos hablando de una mera clase de estiramientos. El error es creer que el yoga son solo asanas que se pueden hacer sobre el capó de un coche, en un trapecio, en un jacuzzi o sobre hielo. Si se trata de posturas, el mejor yogui que conozco es mi gato, sin duda”.
“Las asanas no son posturas acrobáticas, sino muy sencillas, con estiramientos, masajes y presiones en puntos vitales que acceden al sistema nervioso y van mejorando todos los sistemas y aparatos de nuestro cuerpo. Nos mantiene más elásticos y cuida la espina dorsal, que es el eje de nuestro aparato locomotor”.
“El yoga es una técnica milenaria que nos lleva a él mediante los dos instrumentos con los que nos obsequiaron al nacer: el cuerpo y la mente. No se trata de añadir años a la vida, sino vida a los años. La flexibilidad que aporta esa disciplina es vida, la rigidez es muerte”.
Antonio:
¿Y la respiración?
Ramiro:
“El pranayama cuida la “energía-respiración”. Los antiguos sabios de china decían que lo primero que un ser humano tiene que aprender es a respirar y a tener buen humor. En occidente todo el mundo está enfadado y nadie sabe respirar, esto es un desastre. Un amigo mío de la India, cuando vino a España dijo que la principal diferencia es que aquí todo el mundo está enfadado… en el ascensor nadie te habla. Habría que cambiar esa actitud de enfado por estar más distendido, no tener tantas defensas y, sobre todo, aprender y relativizar. Aunque esto puede llevarnos un tiempo, en cambio aprender a respirar es más sencillo. Para aprender a respirar hay técnicas que nos enseñan todo el potencial pulmonar y a utilizar nuestras energías, y a sosegar la mente. La relajación es el arte de desbloquear todas las tensiones; tenemos que aprender a relajarnos.”
Antonio:
“¿Ramiro y qué opinas del ayuno?”.
Ramiro:
“El ayuno es más antiguo que el ser humano. Los animales, que escuchan más a su cuerpo que nosotros, cuando se sienten mal, dejan de comer hasta que comienzan a sentirse bien y empiezan a tomar alimento. El ayuno instintivo les recupera y purifica”.
“El ayuno, incluso limitado a un solo día, limpia, esclarece la mente, hace más vivaz el cerebro, aligera y purifica los órganos internos. Todos los que hemos practicado el ayuno sabemos, por experiencia propia, que nos ha ayudado a desintoxicarnos, sentirnos más ligeros e incluso mentalmente más receptivos. Su práctica también fortalece la voluntad e incluso permite ver las cosas con mayor lucidez”.
“En el yoga se valora el ayuno como técnica coadyuvante y parcial, pero no se invita a ayunos largos. Un ayuno de un dia al mes o cada quince días es idóneo. Se puede elegir para el ayuno un día en que no se vea uno sometido a demasiada actividad”.
“En cualquier caso, el mejor ayuno es el de la mente o sea el silencio interior. Y la meditación es un método ancestral para conseguir ese tipo de ayuno saludable. Así que otro buen ayuno para el espíritu es no creerse todo aquello que con ánimo de voraz lucro nos ofrece una sociedad de consumo donde no se pone el acento en el bienestar de la persona, sino en cómo esquilmar su economía”.
Antonio
“¿Y como deberíamos comer en el día a día?”.
Ramiro:
“Para el yogui o buscadores espirituales de otras técnicas de autorrealización, comer se convierte en un sadhana o práctica de autodesarrollo. Se aplica la atención consciente y se trata de comer más lentamente y con moderación. Se recomiendan alimentos puros, nutritivos y nunca recalentados. Asiduamente no debe uno saciarse… El yoga recomienda llenar de comida media parte del estómago, cuarto de agua y cuarto de aire (o sea de nada). Hay que discernir entre lo que es bueno para el paladar pero no para el cuerpo”.
“Todo meditador sabe que si uno se atiborra, la mente está torpe y que una comida ligera o incluso el ayuno, coopera en la estabilidad mental. En los entrenamientos intensivos de meditación, no se cena. Los monjes desayunan, comen y no cenan. Es una medida sabia: cenar algo muy ligero en todo caso”.
Antonio:
“¿Recomiendas algún libro? ¿Seguir a un maestro?”.
Ramiro Calle:
“Todo está dicho y nada está hecho. Bastaría con leer los Evangelios de la tradición cristiana; por la tradición hindú, el Bhagavad Gita, por la tradición china el Tao Te King…, para cambiar el mundo”.
“La adicción a los gurús debería ser minoritaria. Su misión sólo es quitar la oscuridad de tu mente, mostrarte la ruta, pero tú la tienes que recorrer. La verdadera espiritualidad será el ocaso de los líderes, de los ídolos, de los falsos profetas, de los maestros, y uno encontrará que su líder mejor está dentro de uno cuando la mente se haya vuelto lúcida y compasiva”.
Antonio:
“Pero Ramiro, ¿Podrías destacar algún maestro en tu vida?”
Ramiro
“Sin duda Emile… Un personaje adorable y enigmático que me acompañó mientras estuve convaleciente de una infección contraída en Sri Lanka y que me llevó al borde de la muerte”.
“Comía y dormía cuando era necesario y cuando era oportuno tomaba el sol sin excederse; si las circunstancias lo requerían, se purgaba, o se sometía a una profunda e insuperable relajación”.
“Hace de su soledad una fuente de descanso, inspiración y concentración tal que parece quedarse absorto en samadhi. Y de la compañía hace un nexo de verdadera comunión gracias a su contagiosa ternura, ausencia de rencor, su incapacidad para juzgarme”.
“Sabía poner los límites necesarios, defender sus intereses, siempre con firme suavidad pero sin inútiles concesiones. Su gran percepción, su sabiduría para relacionarse, le permitió encontrar el exacto punto de equilibrio de la interdependencia sin apegos”.
Antonio:
“¿El desapego no se podría interpretar como desinterés?”.
Ramiro:
“Hay gente que cree que es sinónimo de desinterés, de falta de vitalidad y de intensidad, pero es todo lo contrario. El desapego es lo que te hace vivir mucho más feliz, porque eres capaz de disfrutar aquí y ahora sin estar constantemente como un pulpo tentacular queriendo retener, mantener, incrementar,.. El apego no tiene fin, es como si tienes sed y comes pescado salado… No es sólo a lo material, a veces éstos son los apegos más inocentes. El peor apego es a las ideologías, a las personas a quienes quieres dominar con un guión para que sean como tú quieres. Es el afán de posesión, de dominio y de poder”.
“Quizá no lleguemos nunca a ser totalmente desapegados, pero sí podemos aprender a disfrutar sin necesidad de aferrarnos ni de retener tanto el disfrute”.
“Porque cada vez que se empieza a intentar retener un disfrute, ahí empieza la servidumbre y el miedo. El apego a algo lleva aparejado el miedo de perderlo. Si tienes mucho apego a tu prestigio, siempre estás aterrado porque alguien te va a descalificar, van a hablar mal de ti, te van a desprestigiar; si no le tienes apego a tu prestigio, eres ajeno a las críticas de los demás. El apego es la fuente de mayor sufrimiento”.
Nota: Por si no lo sabes: Ramiro está hablando de su gato Emile, su mayor maestro. La relación de amor entre Émile y Ramiro trascendió toda comprensión intelectual, porque, en palabras de Ramiro, “no era para ser pensada, sino para ser vivida”. Según Ramiro, Emile, cada vez que lo miraba parecía decirle «No llegarás a mí por el pensamiento, sino por el corazón»
P.D. Tal y como hice la semana pasada, te vuelvo a compartir (por si se te pasó) el primer capítulo de “estimula tu nervio vago”. Simplemente tienes que pinchar aquí . Este enlace estará operativo por pocos días. Es una forma de premiar tu fidelidad como lector/a.
P.D. 2. Hay personas que sufren a lo largo y ancho de nuestro planeta. Recuerda las palabras de San Francisco de Asís “es en dar que recibimos”.
Con todo mi cariño.
Antonio.
Excepcional 💛
Hola Antonio
Creo me toca leerlo a diario.
Uff… wow lo que me falta
Gracias