Hay momentos en la vida en los que no necesitamos que nos impongan un destino. Lo que anhelamos es que nos señalen un camino.
No más dogmas sin forma. Solo un consejo sabio. Un gesto. Un maestro.
Hace unos años, tuve la suerte de asistir a una formación en Estados Unidos dirigida por un hombre al que muchos describen como una eminencia médica. Psiquiatra formado en Harvard, pionero en el tratamiento del trauma colectivo ocasionado por guerras, desastres naturales, tiroteos y todo tipo de tragedias.
Pero lo que más me impresionó de él no fue su currículum.Fue su humildad.
James S. Gordon no quería ser visto como un sabio que lo sabía todo, como ese experto que trae curas o da consejos grandilocuentes.
Quería empoderar. Quería que todas esas personas en situación de vulnerabilidad sintieran que tenían herramientas que podían usar por sí mismas.
Su método no buscaba imponer una verdad, sino recordar a cada persona que, dentro de sí misma, ya habitaba una voz sabia esperando ser escuchada. Y que incluso en las noches más oscuras del alma, siempre se puede encontrar refugio en ese lugar interior: seguro, pacífico, propio.
En una de las sesiones, nos pidió cerrar los ojos. Empezó a sonar una flauta nativa americana. Nos guió con la voz hasta un sendero en la naturaleza.“Camina”, nos dijo, “observa lo que ves, lo que hueles, lo que sientes”.
Más adelante, nos pidió encontrar un lugar seguro. Un rincón sagrado. Ese lugar al que podíamos acudir cuando nos sintiéramos ansiosos o preocupados. Podía ser un sitio que conociéramos o recordáramos…o uno que simplemente emergiera durante la meditación.
Nos pidió que nos tomáramos nuestro tiempo.Que observáramos cómo se veía, cómo se sentía, cómo olía ese lugar:
—¿Qué sonidos hay?
—¿Qué llevas puesto en este lugar?
Y allí, en ese santuario interior, tal vez alguien nos esperaba.
El doctor Gordon nos susurró una última indicación:
“En este lugar, deja que aparezca alguien.
Alguien que venga a ayudarte.
Un guía.
Un maestro.”
Nos invitó a encontrarnos con nuestro maestro interior. Una figura sabia. Un guía.
Alguien o algo. Un ser humano o un animal. Un pariente o un amigo, o una figura de sus Escrituras sagradas o de los libros. Podía ser incluso una versión de nosotros mismos con más años, más serenidad, más luz.
No importaba la forma. Lo importante era permitir que apareciera. Y que, una vez frente a él, pudiéramos hacerle una pregunta. Aquella que llevábamos tiempo sin atrevernos a formular.Esa que, quizás, ni siquiera sabíamos que estaba allí.
Esa figura —fuera cual fuera su forma— no era un extraño. Representaba una parte de nosotros.La parte que sabe lo que la mente consciente no alcanza a comprender. La que intuye antes que razona. La que recuerda lo esencial, incluso cuando todo lo demás se ha olvidado.
¿Quiénes son esos maestros?
¿De dónde vienen esas voces que parecen saber más que nosotros mismos?
Tal vez sean figuras simbólicas, manifestaciones del subconsciente profundo,
como diría Carl Jung.
O tal vez —como propone Brian Weiss —
sean fragmentos de una sabiduría que viaja con nosotros como proyección de la supraconciencia.
Nuestro guía respondió a las preguntas que nos preocupaban. Nos dijo lo que necesitábamos saber para sentirnos mejor, más seguros, más en paz.
Después de unos minutos en silencio, tras ese encuentro interior, el doctor Gordon nos guió lentamente por el mismo camino rural por el que habíamos llegado.Poco a poco, fuimos regresando. Hasta volver a la sala donde todo había comenzado. Donde estábamos, de nuevo, sentados en círculo. Pero algo había cambiado. Porque a veces, basta un instante de conexión para que algo profundo se reordene por dentro.
El doctor Gordon nos contó que había guiado este ejercicio cientos de veces. Con soldados, con madres que habían perdido a sus hijos y viceversa, con comunidades enteras marcadas por la guerra.
A veces —decía— el lugar seguro no aparece en el primer intento. Ni tampoco el guía.
“Especialmente entre las víctimas de la guerra y los refugiados que viven en tiendas de campaña sofocantes o heladas —nos explicó—, encontrar ese rincón interior puede ser difícil al principio.
Los caminos rurales de la imaginación a menudo están llenos de baches, estrechos, oscuros, flanqueados por precipicios o bosques espinosos.
Y sin embargo… muchos de esos caminos llevan a lugares sorprendentemente acogedores.”
Prados en lo alto del Himalaya.
Una casa perdida en el Tíbet.
Un rincón de infancia donde cantaban los pájaros.
Y allí, entre la niebla del alma, también aparecen los guías:
un ciervo sereno, un abuelo que ya no está, un amigo de otro tiempo.
No son solo imágenes. Son portales. Puentes entre lo vivido y lo posible, entre lo que duele y lo que puede sanar.
Una niña tibetana le preguntó a su guía —un elegante ciervo— por qué ya no podía sentir la belleza tras huir de su tierra.
Él le respondió:
“Ahora no puedes ser feliz con la belleza porque te recuerda lo que perdiste.
Incluso si encuentras el lugar más hermoso… te sentirás sola,
a menos que encuentres la paz dentro de ti.”
Otro niño recordó cómo su guía, que tenía la voz de su padre ausente, le dijo:
“Tendrás que cruzar muchos puentes difíciles en esta nueva tierra.”
Ahora tú, mi querida persona que me lees, al igual que aquellos niños y niñas marcados por la guerra, tienes dentro de ti herramientas valiosas que puedes usar por ti mismo.
Te invito a recorrer ese camino. A encontrar tu lugar seguro. Ese refugio interior que te brinda paz cuando el mundo se agita.
Te invito a conocer a tus guías. Y a permitir que sean tus maestros. A escuchar lo que tengan para decirte… y a compartir lo que aprendas, para que también otros puedan recordar lo que, quizás, habían olvidado.
Compártelo. Tal vez alguien que lo necesite hoy, encuentre en estas palabras un refugio. Un lugar seguro. Un primer paso hacia su guía.
Gracias por estar ahí.
Gracias por caminar conmigo.
🌀 Antonio
Será un hermoso ejercicio para poner en práctica!✨🥰 para mí es un lujo de incalculable valor que compartas experiencias de tus formaciones miles de horas invertidas, dinero, tiempo que no estás con tu familia, y tú ✨con la humildad que te precede …compartiendo para que podamos crecer!✨🫶 gracias de corazón!!🙏🙏
Maravilloso como siempre